Mientras todavía quedan rezagos de aquella época romántica en la que el matrimonio era una institución y pieza elemental en la vida de cada persona, lo cierto es que la mayoría de las parejas modernas dudan más a la hora de dar el sí.
El miedo al compromiso, la inseguridad de poder establecer un vínculo “para toda la vida” y el concubinato que cada vez pisa más fuerte; son algunas de las excusas clásicas a la hora de posponer la fecha del casamiento. Para todos aquellos que ya no saben qué excusa inventar, el diario La Nación publicó un informe en el que da cuenta del alza en los precios para el evento.
La inflación llegó también para los salones, el catering, la ambientación y la musicalización. Es que, aunque se supone que el matrimonio tiene que ver con un compromiso y una decisión de pareja, hoy en día el sentido efímero se concretó y todo tiene su precio.
Según la investigación, una ceremonia promedio no baja de los $ 100.000. Entre los sectores que más aumentaron se encuentran los ambientadores y los “wedding planners”, que se encargan de solucionar todos los inconvenientes existenciales de la ceremonia.
“Averigüé en los mismos lugares que mi hermano, que se casó hace casi dos años, y la mayoría de los servicios costaba el doble y un poco más también”, explica Malena Riva, una futura novia. Aunque la relación con los precios es desigual, Riva terminó pagando $ 150 por persona por el servicio de catering. Si se tiene en cuenta que la fiesta es para 180 invitados, la pareja pagó $ 27.000 en comida.
Aunque las nuevas tendencias y los costos elevados indican lo contrario, los wedding planners que consultó el diario La Nación afirmaron que el sector se recompuso y que se fortalece conforme pasan los meses. “Está en ebullición, y la gente comenzó a reservar algunos servicios con un año y medio de anticipación, como sucedía antes de la crisis”, comenta Rafael Muro, un organizador.
La ambientación es otro de los fenómenos que están pisando fuerte. “Cuando yo empecé, por ejemplo, la figura del ambientador casi no existía. Se colocaban centros de mesa, un fondo de cabecera y no mucho más que eso”, ilustra Muro. El organizador agrega que la ambientación se trata de un “trabajo escenográfico, donde el ambientador debe estar al tanto de todo para no perder el leitmotiv que da sentido a la fiesta”.
El servicio para ambientar la ceremonia tiene un piso de $ 20.000. Y así, la deuda se va engrosando. A medida que pasa el tiempo, los elevados precios de cada servicio se van sumando y la cuenta final termina ascendiendo a los $ 100.000.
“Arrancamos con la idea de hacer algo bien íntimo, como les pasa a muchos. Pero te vas entusisasmando y de a poco se transforma en una bola de nieve. Finalmente, sumamos 150 invitados y, contando todo, incluso las alianzas, nos dio un presupuesto de $ 260 por persona”, explica Patricio Cenoz.
El mecanismo es simple y bien conocido. Lo que comienza como una ceremonia chica termina sucumbiendo ante la interminable cantidad de ofertas y la fiesta de Cenoz terminó costando $ 39.000.
Pero los invitados no pueden irse de la fiesta sin llevarse un souvenir que les recuerde lo importante y costosa que fue y, después, la unión de la pareja. Los tiempos cambiaron y hoy en día la diversidad de los “regalos” es impensada. “Por ejemplo, podés hacer un diario con edición en vivo y a todo color para regalar al final de la fiesta, porque hoy la tecnología te lo permite”, explica el organizador.
Según informa el diario La Nación, otro de los servicios que están de moda es el catering de habanos. “Un cigerman asesora a todos los invitados y les revela los secretos de un buen puro”, comenta Alfonso Ramos, de Tabacalera Sarandí.
Aunque para muchos la sola idea del casamiento puede resultar agobiante, otros parecen disfrutarla y están dispuestos a gastar lo impensado para marcar la diferencia. Atentos, que según la “wedding planner” Bárbara Diez “el cotillón con el silbato y la zanahoria ya no van más".
|| Fuente: 24 de febrero de 2008 (MU,eg)