Los argentinos han vencido la vergüenza de acercarse al sex shop para comprar juguetes sexuales, lo que supone un aumento en las ventas de este tipo de productos en un 50 por ciento en los dos últimos años, según estimaciones del sector.
Penes pellizcables que miden la temperatura corporal, anillos para retardar la erección y, sobre todo, vibradores, pueden comprarse en tiendas de todo el país o por internet, en sitios que prometen envíos a domicilio en una hora.
Es el caso de "Sex Shop Argentino", cuyo encargado de ventas, Diego Martínez, señaló a Efe como causa principal del auge de estos productos que cada vez son más publicitados en los medios de comunicación, especialmente en las revistas femeninas.
"La aparición de estos juguetes en los medios ha hecho crecer la cultura del sex shop, y ha enseñado que esto no está siempre relacionado con lo morboso o depravado, como se pensaba antes", apuntó.
Martínez explicó que, hasta hace tres años, el mercado era casi inexistente y estaba dirigido sobre todo a parejas homosexuales, mientras que ahora se han incorporado homosexuales y solteros "de 19 a 65 años".
Las mujeres piden más
El aumento de las ventas tiene que ver también con el deseo de las mujeres de incorporar estos juguetes a su vida sexual, lo que provoca que en un mercado antes casi exclusivo de los hombres haya ahora paridad de géneros, en opinión de la sexóloga argentina Diana Resnicoff.
Resnicoff explicó a Efe que muchas de las mujeres que acuden a su consulta suelen preguntarle sobre los beneficios de introducir nuevos elementos en el sexo en pareja o en las prácticas en solitario.
La especialista indicó que hay ocasiones en las que se recomienda el uso de estos juguetes como parte de la terapia, como por ejemplo en caso de eyaculación precoz, en los que hay que evitar la penetración durante un tiempo y los vibradores pueden ser de gran ayuda.
"También sirven como afrodisiaco contra el aburrimiento y la rutina, que son las grandes epidemias de este siglo", sentenció la sexóloga.
Prueba de la incorporación efectiva de las mujeres a este mercado es el avance de los "tuppersex", como se conoce a una nueva modalidad de venta de juguetes eróticos que reúne a grupos reducidos de mujeres en ambientes privados.
Un fenómeno mundial
El fenómeno nació en Estados Unidos y se extendió después por Europa y Suramérica.
La venta de productos en este tipo de reuniones suele ser por catálogo o por Internet e incluye lencería, cosmética, perfumes y juguetes eróticos.
Algunas cadenas de tiendas eróticas argentinas ofrecen en sus sitios web la posibilidad de organizar de forma gratuita este tipo de reuniones para mujeres mayores de 18 años con el reclamo de ayudarlas a "descubrir su sensualidad".
No faltan, en este tipo de encuentros, los bombones eróticos y el café.
Más allá de este tipo de servicios, en el mercado argentino hay objetos para todos los gustos y para todos los bolsillos.
Para todos los bolsillos
El rango de precios va desde los 17 pesos argentinos (unos 5 dólares) de los "toritos", como se conoce a los anillos para el pene, hasta los 760 pesos (239 dólares) de una muñeca importada, si bien el consumidor medio suele gastarse alrededor de 160 pesos (50 dólares) en una compra, según cálculos del sector.
El producto estrella es el vibrador, "bastión de todo sex shop desde hace años", que puede conseguirse desde 85 pesos (alrededor de 28 dólares) en los modelos básicos y hasta 200 pesos (unos 67 dólares) en los modelos más sofisticados, con control remoto y distintas velocidades.
Según el encargado de "Sex Shop Argentino", el incremento de las ventas permite incorporar nuevos productos, como el lápiz de labios vibrador.
De momento, y aunque empiezan a producirse juguetes sexuales en Argentina, la mayoría de la mercancía es importada, ya que "aquí todavía no llegó la movida del dulce de leche", señaló Martínez.
|| Fuente: 14 de febrero de 2008(lafm-NG)